¿Qué libros tenemos que leer?

El Fantasma de Canterville, 29 de Julio.

Mundo de Cartón, 22 de Agosto.

Fantasma de Día, 23 de Septiembre.

Cuentos Selector, 24 de Octubre.

Mis Alumnos del 5º B





Mis queridos alumnos(as), estoy muy orgullosa de trabajar con ustedes, debido que son muy empeñosos, solidarios y trabajadores.
Los quiere la profesora Evelin Contreras Campos.

La Leyenda para responder la guía

Mitos y Leyendas de Chile
Por Carlos Keller Rueff
http://www.centroestudios.cl/
Última modificación: 03 Enero 2006
Visitado 17/05/2008

LA GRAN TRANSFORMACIÓN UNIVERSAL[1]

Al inmigrar a la Isla Grande desde el norte, existía el matriarcado, es decir, las mujeres habían impuesto su dominio a los hombres y los mantenían sumisos y obedientes. Y no sólo esto, sino que había, además, una total inversión de las funciones en la familia: los varones cocinaban, cuidaban a los niños y aseaban las chozas, mientras que las mujeres salían a cazar; y en lo referente a la pesca, los hombres bogaban y las mujeres manejaban el arpón y los anzuelos.

No es fácil comprender que el sexo débil haya sido capaz de imponer su voluntad al fuerte, pero ello se explica si se tiene presente que aquél, más habiloso que éste en inventar patrañas e intrigas, tenía embaucados a los hombres con un mito, de acuerdo con el cual era Tánuhua quien había establecido aquel orden. En su viaje hacia el archipiélago del Cabo de Hornos, las mujeres no se cansaban de repetir que estaban buscando a aquel espíritu.

Para lograrlo se reunían en una choza grande, a la que no tenían acceso los hombres, y fingían que Tánuhua aparecía. Para ese fin hacían retumbar la tierra y largaban lastimeros gritos de desesperación. Los pobres hombres, al escucharlos, estaban convencidos de que aquel feroz espíritu —tal como se lo anunciaban las mujeres— estaba devorando a sus queridas esposas, madres e hijas. Luego aquellas mujeres se colocaban máscaras y pintaban el cuerpo, apareciendo como espíritus de muy diferentes características. Y todos ellos predicaban a los hombres que debían observar la más absoluta sumisión frente a sus mujeres, pues en caso contrario Tánuhua devoraría a las mujeres. A veces, esos espíritus penetraban incluso de noche en las chozas donde dormían los hombres y los espantaban, infundiéndoles verdadero terror.

Todas estas ceremonias inventadas por las mujeres se llamaban la fiesta de la quina.

El engaño fue descubierto por casualidad. Lem, que era el sol más joven, era obligado durante esa fiesta a abastecer de carne a las mujeres que se reunían y vivían en la choza grande. Era para él una carga harto pesada, que sólo podía cumplir por ser un excelente cazador (era el único varón a quien ellas permitían desempeñar esa función...en beneficio de ellas mismas).

Pues bien, un buen día en que regresaba de la caza con un enorme guanaco sobre los hombres, descansó a orillas de una lagunita, debajo de un calafate. Se acercaron a éste dos muchachas.

Lem reconoció de inmediato a sus dos hijas y se escondió entre unas matas de coirón. Las niñas se le acercaron suficientemente para que pudiera escuchar su conversación. Entraron en la laguna y se bañaron en ella, lavándose las pinturas que decoraban sus cuerpos durante las representaciones de los espíritus en la quina. Al mismo tiempo se reían a viva voz de la credulidad e ingenuidad de los varones que tomaban en serio la farsa que les representaban, y una de ellas estimó que ese infantilismo del género masculino justificaba ampliamente que lo dominara el femenino. Finalmente, al salirse del agua, comenzaron a preparar los papeles que les correspondía representar en aquellas ceremonias.

Lleno de rabia, aquel preclaro varón saltó repentinamente de su escondite y se presentó a las dos jóvenes en toda la magnificencia de su esbeltez varonil. Ellas comprendieron en ese instante que habían revelado a Lem el secreto de la fiesta inventada por las mujeres. No supieron qué decir, comenzaron a tiritar, se achicaron cada vez más y transformaron finalmente en dos patitos; y si observáis a esos pequeños ánades, comprenderéis por qué son tan extraordinariamente tímidos y vergonzosos.

Al llegar al campamento, Lem tiró el guanaco al suelo y murmuró entre dientes:

— ¡Y pensar que tengo que acarrear todos los días tanta carne para que mis propias hijas se rían de mí! ¡Hacernos creer que la necesitan para Tánuhua, cuando se la comen ellas mismas!
La vieja y astuta Teshurquipa (que después se transformó en un fringilo) algo alcanzó a escuchar y se percató de inmediato que Lem estaba enterado de su secreto. Para disimular le manifestó poco después, al encontrarse con él en su choza:

— ¿Me creerás que hay hombres tan ingenuos que se tragan cualquiera patraña? ¡Fíjate, nosotras mismas, fingiendo ser el espíritu Calampasha, penetramos en sus chozas, y todos se escondieron llenos de susto debajo de sus pieles! ¿No es para reírse?
Lem, sin embargo, no se dejó engañar, y aun cuando no contestó nada, Teshurquipa lo comprendió así, por lo cual se apresuró a llegar a la choza grande, donde reveló a las demás mujeres que él estaba en conocimiento de su secreto.

El revuelo que hubo entre ellas fue tremendo. Acordaron extremar sus actos de intimidación, insistiendo en que Tánuhua estaba enojadísima y dispuesta a matarlos a todos, hombres y mujeres, sí no guardaban la más absoluta calma y se sometían a sus mandamientos. Se prepararon al mismo tiempo para volver a aparecer en masa, disfrazadas de espíritus.

Lem, sin embargo, había informado entre tanto a todos los varones, y la irritación que se apoderó de ellos fue formidable. Acordaron proceder a dar a las mentirosas mujeres un castigo ejemplar.

Lem, sin embargo, había informado entre tanto a todos los varones, y la irritación que se apoderó de ellos fue formidable. Acordaron proceder a dar a las mentirosas mujeres un castigo ejemplar.


Con ese propósito avanzaron sobre la choza grande, y una plétora de espíritus salió de ella. Nadie se dejaba ya engañar, por supuesto, y los hombres se precipitaron sobre ellos, les arrancaron sus máscaras y reconocieron a sus mujeres. Trabóse de esta manera una batalla campal entre ambos sexos. Armados de troncos de árboles, los hombres pegaban a las mujeres, y pronto éstas comenzaron a huir, siendo perseguidas por ellos.

Y así ocurrió la gran transformación universal. Salvo dos, todas las mujeres perecieron en esa lucha, o bien fueron transformadas en animales, y sólo sobrevivieron las muchachas de tierna edad, lo que impidió que se extinguiera el género humano. Si os fijáis en los diseños y pintas que llevan las diversas especies de animales, podréis reconocer fácilmente las pinturas que adornaban a las mujeres en aquella quina. Estas lograron ultimar también a algunos hombres: las flechas que les dispararon se transformaron en colas; la nutria fue alcanzadas por un arpón, por lo cual su cola es tan ancha; y el zorro, por una rama del canelo, lo que explica que su cola se asemeje a un copo.

Poco después, Lem se dirigió al firmamento, donde lo vemos ahora como sol. Frente a éste, siempre en un lugar opuesto a él, se ve en Tierra del Fuego con mucha frecuencia a su hermano, Acáinij, el arco iris. Con motivo de la batalla habida, se incendió la choza grande, y Lem apagó el incendio derramando una gran cantidad de agua sobre ella: se formó así un río que transportó al mar los animales marinos en que se convirtieron muchas mujeres.

Todavía podemos reconocer fácilmente el buen carácter y solícito genio de Lem, pues abandona de noche la Tierra del Fuego para participar su luz también a otros pueblos, que viven lejos de ella. Siempre reaparece, sin embargo, en la madrugada. Cuando vivía en esta tierra como hombre, todas las mujeres estaban enamoradas de él.

Yéjalem, su hijo, se transformó en el planeta Venus, que aparece en el firmamento antes de la salida o después de la puesta de su padre. La belleza de Acáinij, que siempre ostenta abigarrados colores, proviene de las pinturas que usaba como hombre, pues aventajaba a todos en el adorno de su cuerpo.

Hánuja, su mujer, se transformó en la luna. Acá en esta tierra era la más bella de todas las mujeres, digna en hermosura de su esposo. Desgraciadamente, su carácter no correspondía de manera alguna a su aspecto físico: era dominante, intrigante y estaba siempre dispuesta a hacer el mal a otros. Era ella, sin embargo, quien encabezaba a las mujeres y las había inducido a establecer el matriarcado. Del matrimonio de Acáinij y Hánuja provenía un hermosísimo hijo que falleció de tierna edad. La madre estaba muy desconsolada por esa pérdida y se hirió con un cuchillo la cara para exteriorizar su tristeza, saliendo de las llagas mucha sangre. Es fácil reconocer esas sajaduras en la faz de la luna, y a veces también se le ve enrojecida, lo que proviene de la sangre que derramó aquella madre.

Es preciso agregar todavía que cuando Hánuja se vio vencida por los hombres en la última quina celebrada por las mujeres, recurrió a un ardid para conservar su dominio: desencadenó una terrible nevazón, en que todos, hombres y mujeres, debían perecer. Reinaba un frío tan espantoso que toda la tierra fue cubierta por una gruesa capa de hielo. Fue, al parecer, ésta la causa por la cual Lem ascendió al cielo. Sus vivificantes rayos hicieron derretirse esos hielos, pero sus masas eran tan enormes que ahora ocurrió un diluvio. Se presentó con tanta rapidez que muchos no alcanzaron a llegar a sus piraguas para salvarse en ellas, y muchos que lo lograron, no pudieron llevar víveres. Las aguas crecieron de tal manera que cubrieron toda la tierra.

Sólo después de este diluvio universal comenzó la vida actual sobre esta tierra. Ya no somos inmortales como los héroes que llegaron a Tierra del Fuego, ni tenemos facultades para transformarnos en rocas, animales o astros. Somos hombres comunes y corrientes.

Aquella quina que terminó con esta gran transformación no fue, sin embargo, la última que se celebrara. Los varones sospecharon que si no adoptaban alguna medida preventiva, sus mujeres podrían tratar de apoderarse de nuevo del mando y restablecer el antiguo orden. Para impedirlo, ellos mismos comenzaron a celebrar la quina tan pronto se normalizara la situación. Pero ahora son ellos quienes se dedican a intimidar a las mujeres, repitiéndoles todo aquello que ellas mismas decían antes a los varones. Volvió a aparecer Tánuhua, reclamando grandes cantidades de carne, y se presentaron de nuevo los numerosos espíritus, exigiendo que las mujeres se mantuvieran sumisas y obedientes a sus mandos.



VOCABULARIO

Inmigrar: Llegar a otro para establecerse en él, especialmente con idea de formar nuevas colonias o domiciliarse en las ya formadas.

Sumisos: Obediente, subordinado.

Bogaban: remaban.

Embaucados: Engañar, alucinar, prevaliéndose de la inexperiencia o candor del engañado.

Retumbar: Dicho de una cosa: Resonar mucho o hacer gran ruido o estruendo.

Abastecer: Proveer de bastimentos, víveres u otras cosas necesarias.

Calafate: Es una arbusto espinoso de 1 a 2 m de altura.
Coirón: Planta xerófila, de la familia de las Gramíneas, que alcanza los 50 cm de altura, de hojas, duras y punzantes, de color verde amarillento. Se emplea para techar chozas y constituye un importante recurso forrajero.

Farsa: Enredo, trama o tramoya para aparentar o engañar.

Preclaro: Esclarecido, ilustre, famoso y digno de admiración y respeto.

Esbeltez: Cualidad de esbelto; Alto, delgado y de figura proporcionada.

Ánades: pato.

Fringilo: es un ave neotropical muy poco conocida. Es endémica de la zona desértica costera del Pacífico.

Patraña: Mentira o noticia fabulosa, de pura invención.

Guía de trabajo

LEYENDA YÁMANA


NOMBRE: _____________________ FECHA: ______________
DESPUÉS DE HABER LEÍDO Y COMENTADO LA LEYENDA REALIZA LAS SIGUIENTES ACTIVIDADES:

I. Marca la alternativa correcta.

1.- Matriarcado es cuando el dominio lo ejercen:

a) hombres
b) mujeres
c) ancianos
d) hijos

2.- El nombre del espíritu que las mujeres decían buscar era:
a) Lem
b) Teshurquipa
c) Tánuhua
d) Calafate

3.- Las mujeres se colocaban máscaras y pintaban el cuerpo, apareciendo como espíritus de muy diferentes características, para fingir que eran:

a) espíritus, que venían a predicar obediencia a las mujeres.
b) Tánuhua, el dios que devoraba mujeres yámanas.
c) bellas mujeres
d) no permitir que los hombres durmieran.

4.- Los hombres se sometían a las mujeres para evitar que las:

a) las mujeres fueran devoradas por el Dios Tanuhua
b) hijas engañaran a sus padres.
c) mujeres fueran a la lagunita
d) mujeres se reunían en una choza.

5.- La fiesta de la Quina era:

a) las chozas donde se reunían las mujeres y no entraban los hombres.
b) las ceremonias inventadas por las mujeres, para someter a los hombres.
c) el día que mataban animales para comer.
d) una gran fiesta con mucha bebida y comida.

6.- La transformación universal empezó porque:

a) los hombres descubrieron el engaño de que eran objeto.
b) se cansaron de las tareas domésticas.
c) querían salir a cazar más seguido.
d) Tanuhua y Lem se hicieron amigos.

7.- Lem, además de ser el único encargado de abastecer de carne a las mujeres, que vivían todas juntas en una choza, era :

a) una estrella
b) el sol
c) el arco iris
d) la luna

8.- Los animales que habitan el sur de Chile aparecieron cuando:

a) las mujeres huyeron para no morir.
b) los hombres evitaron ser ultimados.
c) Lem subió al firmamento-
d) hombres y mujeres se mataron entre ellos.

9.- El origen de los animales marinos sería:

a) las mujeres que fueron arrastradas por las aguas hasta el mar.
b) el agua derramada sobre la choza que se quemaba.
c) los hombres que siguieron a las mujeres.
d) Los hijos que desobedecieron a sus padres.

II. Responde según lo que piensas

1.- ¿Qué quiere decir la frase: “No supieron qué decir, comenzaron a tiritar”? Explica



2.- ¿Cómo se sintieron los hombres cuando supieron del engaño?





3.- ¿Qué hubiese sucedido en ese pueblo si Lem no descubre la verdad?




4.- ¿Crees tú que las mujeres actuaron correctamente? ¿Por qué?






5.- ¿Cómo son las relaciones hombre-mujer en la actualidad?

Por fin...



Estoy feliz...


aunque me resulto un poco agotador... por fin cree mi blog.


Con cari;o para ustedes queridas colegas.

RECUERDOS DE MI NIÑEZ

Vuelo en el tiempo
vuelvo a mi niñez,
y veo su silueta
con mucha altivez.

La veo muy alta e imponente,
con una sonrisa amplia y radiante,
siento miedo y estoy nervioso,
ante un mundo nuevo que desconozco.

Su mirada profunda y comprensivacalma todas mis angustias,
y sus brazos protectoresdisipan todos mis temores.
Los días van pasandoy mi mundo va cambiando,
los temores van pasandoy la alegría va triunfando.

Mi maestra va enseñando
un mundo fascinante,
y mis conocimientos crecen
de manera abisman-te.

Con cariño va entregandolo
mejor de su talento,
transformando la enseñanza
en un bello cuento.

Hoy que el tiempo ha pasado
y la niñez ya se ha ido,
su recuerdo a crecido
y a mi maestra no olvido.

Carlos H. Naranjo R.Abril, 1993